Callejear por la Barcelona nocturna entre semana es un placer que pocos privilegiados que no se levantan a las 6 de la mañana pueden permitirse. Pero excepcionalmente y luchando contra mis genes de marmota que me lleban como un imán hacia la cama decidí darme una vuelta y ojear en la practica costumbres humanas poco corrientes.Tras una oscura puerta se escondía el Big Band , un bar de lo mas curioso que bien podría ser tema extenso de un estudio sociológico. Es un pequeño bar con una sala de conciertos minúscula al fondo. El local con el ratio más elevado de personajes curiosos por metro cuadrado.
Aquel día era el turno de la Jam Session, pero no solo se improvisaba sobre el escenario, allí la improvisación llegaba hasta unos atrevidos bailarines sin complejos ni tabú alguno apunto de desmontar sus cuerpos con estraños moviemientos.
Al principió entre en xoc y dudaba entre una performance neo-cualquiergilipollez y un exceso de drogas. Aquellos cuerpos poseídos, eso sí a ritmo de la música, se contorsionaban y convulsionaban muy extrañamente.
En ese momento tuve miedo: Realmente vestían como personas normales, bien podrían ser los camareros del restaurante de menú de cada día, o trabajadores de La Caixa o incluso funcionarios: son seres extraños que de noche revelan su propia identidad pero de día se ocultan entre nosotros!
Un espectáculo recomendado para exploradores intrépidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario